


Afecta principalmente a la población femenina (80%), y sobre todo en edades comprendidas entre 25 y 50 años, aunque también afecta a varones y se están describiendo casos en niños. Afecta a alrededor de un 2,5% de la población española1,2.
La fibromialgia está definida como un cuadro doloroso crónico, no articular, que no sigue la irradiación típica de un dolor reumatológico, con afectación predominante de músculos y que se acompaña de una hipersensibilidad exagerada en una serie de puntos perfectamente definidos, sin acompañarse de alteraciones orgánicas demostrables3.
En 1992, la OMS la reconoce como enfermedad, estando tipificada en el manual de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) con el código M79.04.
En 1990, la ACR establece unos criterios diagnósticos: dolor difuso de más de 3 meses de duración y positividad de al menos 11 de los 18 puntos diagnósticos establecidos y que quedan reflejados en la ilustración de la página siguiente5.
Se trata de un síndrome complejo y, por tanto, su tratamiento requiere un abordaje multidisciplinar, interviniendo el médico de asistencia primaria, con un papel fundamental, el reumatólogo, psicólogo, trabajador social, psiquiatra, etc.; y si a pesar de ello no mejora el paciente, las unidades del dolor pueden tener un gran papel terapéutico.
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