Dr. Ximo Esteve,
Reumatólogo del Hospital General de Alicante y Psicoterapeuta.
Tratamiento en la Fibromialgia
No nos valen los esquemas típicos para la mayoría de las enfermedades. Lo primero es informar al paciente, y dejar claro que la enfermedad le va a acompañar durante toda su vida, dejando al margen raras excepciones. El paciente, además de asumirlo, tiene que entender los síntomas de la enfermedad, debe saber diferenciar los síntomas provocados por la fibromialgia, de los causados por otro motivo. Es muy importante que el enfermo asuma un papel activo en el tratamiento.
El médico va a servir de gran ayuda, pero finalmente es el paciente quien debe dirigir la enfermedad. ¿Y cómo? Pues cuidándose física y emocionalmente. Y consultar con el médico cuando sea necesario.
Por tanto el tratamiento va a girar en torno a tres ejes: el ejercicio, la medicación y la mejora de los aspectos psicológicos, laborales y sociales.
El ejercicio físico es en estudios científicos la medida terapéutica aislada que se ha demostrado más eficaz, ya que tiene muchos beneficios. Andar deprisa con un calzado adecuado es una muy buen opción. También podemos hacer bicicleta, o acudir a un gimnasio, donde tenemos muchas posibilidades, como por ejemplo la gimnasia de mantenimiento. Pero siempre teniendo en cuenta que uno debe respetar sus limitaciones, aprendiendo a no lesionarse. Los ejercicios en el agua también son muy recomendables, y además el agua va a suponer una barrera importante para evitar las lesiones.
Cada persona ha de elegir el ejercicio que mejor le vaya, el que mejor le funcione, con el que se sienta más a gusto. Es muy importante el ejercicio aeróbico (aquel que acelera los latidos del corazón), es muy útil y ha sido el más estudiado en fibromialgia. Y este ejercicio aeróbico se puede complementar con ejercicios de musculación suave, o también con estiramientos.
Bailar también es muy útil, pero sin excederse para evitar el encontrarnos mal al día siguiente. Por tanto es vital en el ejercicio físico el conocerse y saber hasta donde uno puede llegar. También destacar el taichí y el chi kung (combinan la mente, la respiración, el cuerpo y el contacto corporal, conjugado la meditación con el movimiento) cuya eficacia ha sido demostrada en estudios científicos recientes. Sin embargo, el yoga y el pilates no son recomendables debido a las posturas.
Sobre el tratamiento farmacológico, hay algunos antidepresivos, algunos anticonvulsivantes o relajantes musculares que pueden mejorar los síntomas en general de la fibromialgia, pero ocurriendo esto en un porcentaje pequeño de pacientes, por lo que en ocasiones hay que probar varios de estos fármacos para encontrar el que mejor nos funcione.
El tratamiento para el dolor es fundamental, desde el analgésico simple, hasta antiinflamatorios, ya que la fibromialgia casi nunca está sola, suele haber algo más, como ansiedad, artrosis, hernia discal, etc., que en personas sin fibromialgia no causarían problemas, pero en una persona que padezca fibromialgia sí. En cuanto a los relajantes musculares o para el sueño, es recomendable que sean tratamientos breves, tomarlos unos días y descansar. Es importante tener en la reserva algún medicamento que nos funcione y podamos utilizar cuando ocurra un brote.
Pero siempre hay que tener en cuenta que no podemos recurrir únicamente al tratamiento farmacológico. Si se encuentra un fármaco que funcione, la mejoría puede durar de uno a tres meses, pero si no se hace ejercicio y no se cuidan los aspectos del tipo de vida, la mejoría se va diluyendo con el tiempo. Y al final te encuentras cuando ha pasado un año que ya has perdido todo el beneficio y además estás tomando un medicamento que antes no tomabas.
El aspecto más difícil es el poder mejorar los aspectos psicológicos, sociales y laborales. En algunos casos será útil la psicoterapia para poder solucionar problemas que sean potencialmente solucionables, o para poder asumir algunos problemas que no tienen solución. El psiquiatra puede ayudar además en algunos casos con medicación. Es importante también el poder controlar algunas emociones fuertes, porque si no después pueden empeorar los síntomas.
Sin embargo en otras ocasiones sí es necesario expresar las emociones, como el llorar cuando hace falta, o reír, o expresar la rabia, lógicamente cuando se pueda, por ejemplo en casa después de haber tenido un problema con el jefe en el trabajo. También es importante el poder controlar el estrés, o saber decir que no cuando tenemos que decir que no, por ejemplo el no quedarnos con los nietos o sólo cuidarlos un espacio reducido de tiempo si no puede ser de otra forma o estamos muy cansados en un determinado día. Tenemos que poner límites y no sobrecargarnos.
Ya en el turno de preguntas, destacar las siguientes conclusiones:
El Dr. Esteve sí cree que los pacientes pueden en parte controlar su enfermedad, controlar la fibromialgia, pero para esto se necesita tiempo, él necesita dedicarles un tiempo importante a sus pacientes.
El “Tramadol”, si le funciona al paciente y las analíticas van saliendo bien, no hay que preocuparse por los potenciales efectos secundarios (efectos negativos para el hígado, etc.). Lo ideal sería utilizar una dosis mínima, y parar al término de un tiempo prudencial, pero si no hay más remedio, mientras las analíticas vayan saliendo bien, no hay problema en prolongar cierto tiempo el tratamiento.
Partiendo de la base de que el paciente debe conocer su enfermedad y los síntomas derivados, al médico hay que acudir cuando tengamos un dolor diferente, un dolor concreto que no ha sido la tónica común el padecerlo. Hay que decirle al doctor que yo conozco la fibromialgia y sus síntomas, pero que ahora tengo un dolor que no tenía. También por ejemplo una posible estrategia si tenemos que acudir a urgencias puede ser el no decir de entrada que padecemos fibromialgia, porque sí es verdad que un determinado porcentaje del personal sanitario no acaba de entender esta patología.
Aunque hay un factor genético en la fibromialgia, los descendientes de enfermos de fibromialgia no tienen por qué heredar la patología.
Sobre el tema de la alimentación, que es un tema complejo y en el que influyen muchos factores, el Dr. Esteve no es partidario de una recomendación general para todos. Puede haber ciertos alimentos que causen intolerancias digestivas y que éstas puedan provocar el empeoramiento de los síntomas de la fibromialgia, pero cada paciente debe ver si hay algún alimento que no le siente bien, y entonces eliminarlo de su dieta. Hay un reumatólogo de Madrid que encuentra casos de enfermedad celíaca oculta en pacientes con fibromialgia, pero para el Dr. Esteve este tema no está claro.
Los parches de morfina pueden ser recomendables pero para momentos muy puntuales.
La deprivación hormonal de la menopausia o de una operación en que tengan que extirpar los ovarios, puede desencadenar la fibromialgia si estaba en un estado latente, o empeorar los síntomas si ya se padecía.
El cuidador/familiar del paciente con fibromialgia, en primer lugar deber cuidarse a sí mismo, y encontrarse bien para poder ayudar al enfermo. Y siempre tiene que actuar dentro de unos límites, ni estar constantemente encima del paciente, ni obviamente tampoco pasar.
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*Es una edición de, Javier García.
Dr. Ximo Esteve,
Reumatólogo del Hospital General de Alicante y Psicoterapeuta.
Dr. Javier Calvo Catalá,
Jefe de Reumatología y Metabolismo Óseo del Consorcio Hospital General de Valencia.