Artículo revista AEACR La importancia del Intestino

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Pako1983
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Artículo revista AEACR La importancia del Intestino

Mensaje por Pako1983 »

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Os dejo aquí algo interesante, es según mi humilde opinión lo más cercano a la realidad, por aquí van los tiros de nuestras patologías. (Esto no significa que sea cierto, pero merece la pena leerlo y que cada cual saque sus propias conclusiones)
Esta información está recogida en numerosos foros referentes a enfermedades reumáticas por lo que creo conveniente que en éste no falte.

Por cierto la doctora Yolanda Sanz Castro tengo ententido que ha salido o sale en canal 4 y es experta en nutrición. También ha ido a numerosas conferencias de espondilitis, dónde se ha mostrado favorable y ha hablado de la dieta del almidón.



Asociación Provincial de Espondilitis Anquilosante y otras Espondiloartropatias de Ciudad Real.

ESPONDILITIS ANQUILOSANTE: LA IMPORTANCIA DEL INTESTINO


Yolanda Sanz Castro
Médico homeópata y experto en Nutrición


Siempre han existido abundantes evidencias clínicas que relacionaban las espondiloartropatías con
diversos grados de trastornos gastrointestinales: artritis consecutivas a gastroenteritis, aumento de la permeabilidad intestinal, espondilitis anquilosante (EA) asociada a enfermedad inflamatoria intestinal,
etc.

Los estudios de colonoscopias, realizados por Mielants y Veys, han demostrado una alta prevalencia de lesiones inflamatorias a nivel intestinal en pacientes con espondiloartropatías: 82% en artritis reactiva enteropática, 72% en espondiloartropatías
indiferenciadas, 70% en EA con afectación periférica articular, 34% en EA con afectación axial exclusiva y 5% en una población control de artritis reumatoide.

Aunque la etiología de la EA es desconocida, parece que es indiscutible que la interrelación entre factores ambientales, sobre individuos genéticamente predispuestos, va a favorecer el desarrollo de la enfermedad.

Se conoce perfectamente la asociación entre EA y el HLA-B27, pues se ha encontrado positivo en el 90% de los pacientes que desarrollan EA, frente al 6% de los individuos control. Pero también se ha visto que cuando un sujeto afectado de EA tiene un gemelo monocigótico, éste va a tener un 50% de posibilidades de desarrollar un reumatismo. Esto es muy
importante, ya que:

- el 50% es muy superior a la frecuencia de EA (1,2%) en la población general, lo cual confirma la existencia de genes de susceptibilidad.

- el 50% es inferior al 100%, de lo que se deduce que tener los mismos genes que un enfermo no es suficiente para padecer EA.


Por tanto, hacen falta factores no genéticos, procedentes el entorno. Alan Ebringer (1983) sugiere la existencia de una reacción cruzada entre una bacteria de origen intestinal, Klebsiella pneumoniae, y la molécula B27.
Además, los pacientes con EA tienen una mayor concentración de anticuerpos IgA anti-Klebsiella, y esta bacteria gramnegativa se encuentra en las heces de más del 50% de las EA activas. Diversos autores han propuesto numerosas hipótesis para explicar la secuencia etiopatogénica de la EA, sin que hasta ahora ninguna de ellas haya sido completamente probada.

Lo que sí parece claro es que en la EA intervienen factores medioambientales y que la principal vía de penetración en el organismo es el intestino delgado, por lo que conviene prestar especial atención al papel de la alimentación y, lógicamente, a la integridad del intestino delgado.

Papel del intestino

En el individuo sano, la composición de la flora intestinal varía según el nivel del intestino. En la parte superior del tubo digestivo abundan los microorganismos aerobios, que son sustituidos progresivamente por anaerobios, de manera que ya en el colon los anaerobios representan el 99% total de su flora. En duodeno y yeyuno, encontramos principalmente bacterias aerobias, sobre todo colibacilos, enterococos, estreptococos, estafilococos, Pseudomonas, Enterobacter, Citrobacter y Klebsiella.

No hay anaerobios estrictos. En el íleon, en cambio, predominan los anaerobios. En estado fisiológico, la flora intestinal es saprofita. Las bacterias se alimentan de los productos resultantes de la digestión de los alimentos, viviendo por tanto a expensas de su huésped pero ejerciendo acciones beneficiosas:
degradan pigmentos biliares, participan en la síntesis de vitamina K, evitan el desarrollo de patógenos, etc.

En estado patológico, la flora se vuelve patógena, y una bacteria peligrosa va a proliferar excesivamente, originando lesiones bien por la liberación de toxinas, o bien por dañar o atravesar el epitelio mucoso intestinal. En la mayoría de los pacientes con EA, así como también en la poliartritis reumatoidea y la enfermedad de Crohn entre otras, se ha encontrado una mayor permeabilidad del intestino delgado. La permeabilidad intestinal aumentada (PIA) o leaky gut syndrome (síndrome del intestino “agujereado”) es una patología cuyo interés va en aumento y que se ha relacionado con numerosos procesos como atopia, alergia, enfermedad de Crohn, candidiasis intestinal y enfermedades autoinmunes, entre otros.

El epitelio intestinal forma una barrera sólida, (excepto a nivel de las válvulas conniventes que unen los enterocitos) que protege contra la penetración de sustancias extrañas y microorganismos luminales. La barrera intestinal consta de 3 partes:

- la barrera física: formada por la mucosa intestinal, el moco, glicocálix y peristaltismo.
- la barrera química, conformada por los enzimas y todos los jugos intestinales.
- la barrera inmunológica, conformada por todo el sistema inmune.


La alteración crónica de cualquiera de estos factores conduce a un trastorno de la funcionalidad orgánica originando, entre otros procesos, la inflamación. En las personas predispuestas por ciertos factores genéticos, diversos elementos pueden condicionar una PIA. En el caso de la EA, parece que la bacteria más implicada, como ya se ha dicho, es la Klebsiella pneumoniae.

Además, medicamentos utilizados clásicamente en el tratamiento de estos procesos inflamatorios, como son los AINE (antiinflamatorios no esteroideos), los salicilatos y los corticoides, tienen efectos nocivos sobre el epitelio intestinal originando una PIA, pues van a tender a separar los enterocitos, a disminuir la producción local de prostaglandinas (disminuyendo por tanto la mucina, los fosfolípidos y los bicarbonatos, que son los medios defensivos de la mucosa), además de inducir inflamación de la mucosa intestinal.

La alimentación moderna, con su exceso de carnes, cereales refinados y azúcares, induce el desarrollo de una flora de putrefacción, que va a hacer que proliferen bacterias peligrosas como Klebsiella, Salmonella, Yersinia, etc. Como el tipo de
alimentación va a condicionar la flora intestinal, y además va a influir en la permeabilidad intestinal,
parece lógico modificar la dieta de los enfermos de EA.

A grandes rasgos, la alimentación propuesta en la EA sería la siguiente:

· eliminar todos los cereales y almidones, inicialmente.
Según mejore el enfermo, permitir la inclusión de arroz y de trigo sarraceno así como de legumbres.
· suprimir la leche animal y sus derivados
· consumir aceites obtenidos con métodos de primera presión en frío
· consumir, si es posible, alimentos biológicos
· mantener una buena ingesta de frutas y verduras


Suplementos nutricionales

Dado que parece que el peligro proviene del intestino, la utilización de los suplementos que se citan a continuación está encaminada a conseguir un mayor equilibrio a nivel intestinal.

· L-glutamina: es el principal combustible de la parte superior del intestino pues constituye el 50% de los aminoácidos utilizados por los enterocitos, y uno de los elementos clave para mantener la salud y la estructura de la mucosa intestinal. En la enfermedad, los niveles de glutamina disminuyen, ya que es un aminoácido fundamental en la lucha contra la
infección. El estrés, la inflamación, las infecciones recurrentes, las enfermedades crónicas, precisan de cantidades extras de glutamina. Es un gran regenerador de la mucosa intestinal, pues va a reducir la inflamación originada por las toxinas. La glutamina resulta imprescindible en el tratamiento de la PIA.

· Sales minerales: de acuerdo con la Dra. Kousmine, creo que es sumamente importante el control y el equilibrio del pH ante cualquier trastorno de salud. Cuando en el organismo hay un exceso de ácidos, por ejemplo a causa de una mala alimentación, de la toma excesiva de medicamentos o de una situación de estrés crónico, estos ácidos se desvían hacia el mesénquima, lo que va a dar lugar a cambios en la sustancia coloidal, que de encontrarse normalmente en una fase de sol, por la acidosis va a pasar a una fase de gel. Para intentar neutralizar este exceso de ácido, va a haber una captación de casi todos los oligoelementos y sales minerales del organismo, lo que va a dar lugar no solamente a una desmineralización ósea, sino a un agotamiento general del organismo. Este “ensuciamiento” de la sustancia coloidal del mesénquima va a predisponer a la inflamación, a la disminución de las defensas, y a una perturbación del funcionamiento del organismo que va a originar cansancio crónico, estado depresivo, irritabilidad y estrés permanente.

En estado fisiológico, el pH del estómago oscila entre 1 y 3. En el intestino delgado, el jugo intestinal tiene un pH entre 7,8 y 8, y el intestino grueso fabrica un moco con un pH de entre 7,5 y 8 para protegerse contra los ácidos formados por la actividad bacteriana que se desarrolla en el interior de la masa fecal. La disminución del pH a nivel intestinal favorece el desarrollo bacteriano, por lo que es de suma importancia mantener un pH alcalino tal y como lo tiene el intestino de forma fisiológica.

Si el cuerpo está sano, bien nutrido y equilibrado, el pH de la orina es más o menos como el de la sangre, entre 7 y 7,5, desde la segunda orina de la mañana (la primera orina de la mañana, como contiene productos ácidos de desecho eliminados por los riñones durante la noche, puede tener un valor de 5 e incluso menor). El empleo de sales minerales (citratos, bicarbonatos) nos va a ayudar a mantener un pH equilibrado, que podemos controlar mediante la medición del pH urinario.

· Magnesio: es uno de los cuatro minerales más abundantes del organismo, y cofactor de más de 300 reacciones enzimáticas. Junto con el calcio, interviene en la transmisión neuromuscular del influjo nervioso y en
la contracción muscular. Interviene en la repolarización de las membranas celulares (la bomba
de sodio es magnesio-dependiente).Es necesario, junto al zinc y a la vitamina B6, en la síntesis de prostaglandinas a partir de los ácidos grasos esenciales, y además condiciona la transformación de todas las vitaminas B en coenzimas, por lo que es mejor administrarlo junto a vitaminas del grupo B. Juega un papel importante en la adaptación al estrés, es un relajante natural.

· Grupo B: dado que muchas de las vitaminas del grupo B se encuentran en los cereales, es importante hacer un suplemento de vitamina B de origen natural. Son indispensables para múltiples reacciones celulares y ayudan a una óptima utilización energética de los alimentos.

· Oligoelementos: como el zinc, cobre, manganeso, selenio, cobalto, etc. Son muy frecuentes las subcarencias en minerales, aún en ausencia de patología. Una suplementación de oligoelementos a dosis fisiológicas va a mejorar los signos de fatiga, y la vitalidad en general.

· Acidos grasos esenciales: tienen un papel principal en la estructuración de las membranas celulares. Los ácidos grasos de la serie omega-3 y omega-6 son precursores naturales de las prostaglandinas E1 y E3, y por tanto ayudan a modular la inflamación. Aunque los omega-6 también son precursores de las prostaglandinas E2 (proinflamatorias), lo que se trata es de mantener un correcto equilibrio entre omega-3 y omega-6. Mediante la alimentación y los suplementos nutricionales podemos mantener un buen equilibrio de grasas poliinsaturadas: utilizar nueces, semillas de lino (60% de ácido alfa-linolénico), disminuir drásticamente la ingesta de grasa saturada y aumentar la de aceites vegetales vírgenes de 1ª
presión en frío, así como la de pescado 3-5 veces a la semana. Pero conseguir un buen equilibrio de ácidos grasos esenciales exclusivamente a través de la alimentación puede resultar complicado actualmente dada la manipulación que se hace de los alimentos, de ahí la necesidad de los suplementos. Así, los ácidos eicosapentanoico (EPA) y docosahexanoico (DHA),
ambos de la serie omega-3, se encuentran en estado natural en la carne de pescados de mares fríos alimentados con fitoplancton, es decir, en los pescados grasos salvajes tipo salmón, caballa, sardinas, etc, y no en los pescados de criaderos, pues la composición en ácidos grasos de la carne de éstos es completamente diferente, ya que está en función de la alimentación que tienen (harinas animales, aceites vegetales, etc).

· Probióticos: son microorganismos no patógenos que contribuyen al equilibrio de la flora intestinal, pues favorecen el desarrollo de la flora de fermentación, constituida fundamentalmente por lactobacilos y bífidobacterias. Los probióticos tienen un efecto positivo a la hora de controlar la colonización del intestino por parte de microorganismos. Los lactobacilos refuerzan las defensas locales y generales, y la cepa más importante es Lactobacillus GG. Para tener un impacto realmente biológico, los microorganismos probióticos deben de ser capaces de sobrevivir a los efectos de los ácidos gástricos y la acción inhibidora de las sales biliares. Lactobacillus casei, acidophilus y rhamnosus son resistentes a los jugos gástricos y las sales biliares. Pero Lactobacillus bulgaricus, que clásicamente se encuentra en el yogur pero no en la flora normal del ser humano, es muy poco resistente a la acidez gástrica y tiene poca capacidad de sobrevivir en el intestino.

Las bifidobacterias resisten muy bien los jugos gástricos y contribuyen a la síntesis de vitaminas en el
intestino, principalmente las del grupo B. La lista podría ser mucho más larga: neutralización de metales pesados, de radicales libres, drenaje general del organismo, principalmente del sistema linfático, etc, pero creo que los enumerados son los puntos más importantes. Aunque lo verdaderamente importante es contribuir a mejorar el estado de salud de los pacientes, mediante el estudio, la práctica y una mentalidad abierta que nos permita aunar nuestros conocimientos que, seguro, son complementarios.

Bibliografía

- Seignalet, J. La alimentación, la 3ª medicina. Ed. RBA integral
- Gayet, B; Cazel, A.R. Les clés de la nutrithérapie. Ed. Quintessence
- Hernández Ramos, F. Antienvejecimiento con nutrición ortomolecular. Ed. RBA Integral
- Guyton, A.C. Tratado de fisiología médica. Ed. Interamericana
- Hernández Ramos, F. Que tus alimentos sean tu medicina. Ed. RBA Integral
- Rosales Estrada, M. Síndrome de Inflamación de las mucosas. Panamericana.
- Kousmine, C. Salve su cuerpo!
- Ebringer, A y cols. Ankylosing Spondylitis, HLAB27 and Klesiella
– An overview: Proposal for early diagnosis and treatment. Current Rheumatology Rewiews 2006, 2:55-68
- Collantes Estévez, E, y cols. Espondiloartritis Anquilosante. Etiopatogenia, diagnóstico, diagnóstico diferencial, tratamiento actual y perspectivas futuras. Reumatología, 2001, 2:106- 136

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Re: Artículo revista AEACR La importancia del Intestino

Mensaje por Manuel »

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Muy interesante este articulo, muchas gracias Pako por la información, seguro que es de interés general.


Por cierto te he "ordenado un pelin el Post" espero no te moleste, así sera mejor leerlo y se destaca lo que su autora nos indica.


Saludos.
Manu.
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