El sueño y la artritis reumatoide.

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Javi
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El sueño y la artritis reumatoide.

Mensaje por Javi »

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¿Será que la AR no le deja dormir o que las dificultades para conciliar el sueño empeoran sus síntomas?


Si la artritis reumatoide (AR) le tiene dando vueltas en la cama, no está solo. Aunque el porcentaje de pacientes de AR que experimentan problemas para dormir es difícil de calcular, más del 80% de ellos dicen que la fatiga es parte de sus síntomas, asegura la Dra. Irene Blanco, del Centro Médico Montefiore en Nueva York.

Casi todos los pacientes de AR tienen dificultades para dormir, al menos una noche a la semana, ya sea por el dolor y las molestias de la enfermedad o debido a otros factores. Si no puede dormir, quizá debería tomar sus medicamentos antes de acostarse, a modo de que surtan efecto cuando se disponga a dormir. Si se despierta en medio de la noche, trate de tomar un analgésico de estantería libre (sin receta).

El sueño es importante
Los problemas para dormir pueden aumentar las hormonas del estrés y agravar los episodios de exacerbación (agudización de los síntomas), pero aunque no pase por uno, podría no manejar el dolor adecuadamente. Durante el sueño, el cerebro produce sustancias para que se sienta mejor. Si no descansa, no tendrá estas hormonas benéficas y le costará más trabajo manejar el dolor.

Además de mayores episodios de exacerbación, los pacientes de AR con trastornos del sueño suelen tener mayor incidencia de depresión, dolor más intenso y dificultades con las labores diarias que los individuos con AR que no tenían problemas para dormir. Un estudio del 2011 de la Universidad de Pittsburgh, halló que el 61% de los pacientes de AR seleccionados al azar dormían mal y presentaban estas alteraciones. Asimismo, en las etapas de sueño más profundo el cuerpo libera hormonas del crecimiento para reparar daños microscópicos en los músculos que acontecieron durante el día. Las personas con AR que duermen mal podrían no generar suficientes cantidades de esta hormona para hacer las reparaciones necesarias.

¿Quién está perdiendo el sueño y por qué?
El Dr. Jeffrey Fong, reumatólogo de Kaiser Permanente en California, ve dos categorías de pacientes de AR con deficiencias del sueño: los recientemente diagnosticados que aún están adaptándose a sus medicamentos, y aquellos que han tenido AR por tanto tiempo que el dolor está controlado.

Con los pacientes recientes, dice el doctor, lo que más les va a ayudar es aliviar el dolor, eso se puede hacer de manera específica fácilmente. La ansiedad derivada del diagnóstico, desde preocuparse por los efectos secundarios de los nuevos medicamentos hasta la manera en que se desenvolverán en el trabajo y en la casa, también puede afectar el sueño.

“Al principio, la gente tiende a necesitar más atención y asistencia con estas cosas, y conforme pasa el tiempo va aprendiendo a manejar la enfermedad y sus efectos”, explica Fong. “Si puedo ayudarles a identificar estos factores para combatirlos de forma específica (como modificaciones laborales y la manera de hablar con su familia), eso les ayudará a controlar la situación”.

Algunos medicamentos comunes para la AR también contribuyen al insomnio. Uno es el esteroide prednisona, que además de insomnio produce agitación o depresión. Lo mejor es tomarlo más temprano durante el día. Otro es la hidroxicloroquina (Plaquenil), un fármaco menor para la artritis, dice Fong, “así que normalmente no lo prescribo a las personas que están realmente enfermas, a veces hace que se pongan inquietas, nerviosas y agitadas”.

Los pacientes cuya AR está bajo control, añade el doctor, pueden tener otros problemas, como trastornos del sueño que no están relacionados a la AR, cambios en el trabajo o relaciones personales que inducen estrés, o depresión o ansiedad crónicas que no han sido tratadas. A veces, pequeñas modificaciones, tales como eliminar la cafeína en la tarde, apagar las pantallas de los aparatos electrónicos una hora antes de acostarse, o “percatarse de lo que los molesta para poder corregirlo” puede mejorar el sueño. Alternativamente, aprender técnicas de relajación con un terapeuta o hablar con un psicólogo o psiquiatra sobre los problemas subyacentes puede ser útil.

El Dr. Suneel S. Valla, especialista en sueño del Hospital San Luke en Bethlehem, Pa; asevera que la fragmentación del sueño (no conseguir una calidad adecuada del mismo) sucede en más de la mitad de los pacientes de AR que ve. De este grupo, 25-40% de los pacientes reportan disturbios del sueño relacionados a la enfermedad, agrega. El resto puede tener algún trastorno del sueño además de la AR, como apnea (síndrome de apnea obstrutiva del sueño, SAOS) o síndrome de las piernas inquietas (SPI).

Al momento del diagnóstico, el Dr. Valla distingue fatiga y letargia. “La fatiga generalmente es cansancio físico, sentirse falto de energía y sin poder hacer mucho”, agrega. “La letargia es la dificultad para permanecer despierto durante el día”.

“Si usted se duerme cuando no lo quiere o toma siestas no planeadas, eso podría ser una pista de un trastorno primario del sueño.”

Los médicos que sospechan de trastornos del sueño pueden ordenar un estudio del sueño que analiza el peso, el tamaño del cuello, la anatomía y otros problemas clínicos como hipertensión, que podrían interferir con los hábitos del sueño.

El sueño y el proceso del dolor
Las investigaciones recientes sugieren nuevas complejidades en la relación entre los problemas para dormir y la AR. Un estudio que buscaba encontrar por qué los pacientes de AR tenían una tolerancia baja al dolor aun cuando la inflamación estaba controlada, reveló que quienes experimentaban dificultades para dormir eran más sensibles al dolor. Esto sugiere que la falta de sueño pude alterar la manera en que el sistema nervioso central procesa el dolor.

Otros estudios en la población general indican que en las personas con trastornos del sueño, la sensibilidad al dolor y los marcadores de la inflamación aumentan. Dichas investigaciones deben replicarse en los pacientes de AR, quienes presentan más complicaciones del sueño que el resto de la población.

Algunas sugerencias para ayudarse a dormir:
•Elimine la cafeína.
•Evite las siestas.
•No tome alcohol.
•Coma ligero o nada antes de acostarse.
•Haga ejercicio.
•Trate de irse a la cama y de levantarse a la misma hora todos los días.
•Use su cuarto para dormir y no para efectuar otras actividades (como ver tele, doblar la ropa o leer). Si no puede dormir, levántese a los 20 minutos.
•Vaya a otra habitación a leer o a escuchar música hasta que le de sueño.
•Procure prescindir de luces brillantes y pantallas eléctrónicas antes de retirarse a dormir.


Fuente:
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Imagen - Valencia - (Familiar de EA) Cumple 18 Septiembre. Web http://www.espondilitis.eu
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